Atrás quedaron los aeropuertos. Ya no siento los aviones encima de mi cabeza y el paisaje es otro. Es raro no sentirme raro. Tengo el presentimiento de que algo ha cambiado en mí. No imagino que pueda ser, pero sé que me espera algo diferente. Puedo notarlo en el aire que ya no es tan espeso como en el momento de la partida. Dejó la confusión atrás para llenarse de respuestas, acertadas o no, qué importa.
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